Pumarejo, ésta llevaba consigo, como una condición indisoluble, la continuidad de l@s inquilin@s que la habitan. Condición que se apoyaba en un anhelo de justicia social, defensora de los derechos de los inquilinos para que éstos no fuesen desalojados de sus viviendas, pero también en la Declaración Monumental como
B. I. C., que en sus Instrucciones Particulares destaca lo que históricamente ha significado la sociabilidad y convivencia vecinal; las cuales como valores intrínsecos, deben permanecer poniéndose en valor, una vez se produzca la
Rehabilitación del edificio. Éstos, y los usos que ahora le damos (practicando una autonomía vecinal sin precedente en el movimiento ciudadano de Sevilla) y que queremos para el futuro, siguen siendo los avales de la Casa. Y así lo hemos mostrado en todos los documentos, comunicados de prensa y pasquines, que hemos realizado; primero como Plataforma por la Casa de Pumarejo y después como Asociación Casa Pumarejo.
En más de diez años, sosteniendo esta contienda contra la desidia administrativa para salvaguardar la Casa, hemos realizado innumerables acciones y actuaciones de lo más variada; que fueron imaginadas creativa y colectivamente, y que han tenido un eco de simpatía en toda Sevilla. Y no nos hemos parado ni nos vamos a parar, pues el objetivo primordial (la Rehabilitación de la Casa-palacio) aun no se ha logrado. Objetivo que los vecinos desde hace mucho tiempo esperan con ansias.
Hoy, y a estas alturas del partido, el hecho de no haberse llevado a cabo ¡ya! la Rehabilitación de la Casa de Pumarejo (diez años son muchos años. Acordaros de la “rapidez” con la que se hicieron las obras de la Iglesia del Salvador) ya no es una actitud desidiosa por parte de los políticos que controlan el cotarro del poder; sino que es una canallada en toda regla. Es más, es un acto homicida, por no asistir a un enfermo que lo necesita.
Con lo dicho no estoy haciendo una acusación gratuita, ni me estoy refiriendo solo a la situación de dejación, saltándose la ley, que está el edificio; que desde hace más de un año es también patrimonio municipal. A lo que
me estoy refiriendo es a esa falta de sensibilidad con los vecinos residentes, muchos de ellos de edad avanzada, que en su día escucharon a los representantes políticos, darles esperanzas y promesas de que iban a ver la Casa-palacio Pumarejo Rehabilitada. Aquí es donde radica ese acto homicida al que me he referido antes; pues algunos de ellos (Matilde Martínez Cevallos, 22-4-2002; Antonio Rubiales, 3-8-2008; Rosa Moreno Peral, 4-9- 2008; Matilde González Márquez, 11-3-2009; José Rivero Román, 20-12-2010) no van a ver ni disfrutar de “su Casa” rehabilitada, sencillamente porque han muerto, y eso es lo cruel de esta historia. Porque estos
políticos han minado la ilusión de un@s vecin@s que querían ver sus viviendas en condiciones óptimas de habitabilidad, rompiéndoles también el anhelo de luchar por un logro que les era tan propio y cercano.
La muerte de un vecin@ supone una gran conmoción, primero y como es natural para la familia, pero también para los que vivimos las “cosas” y las causas de la Casa de Pumarejo tan directamente. Es un desgarro tremendo; pues ¿con qué herramienta, manifestación, actividad, o encuentro, vamos a paliar la ausencia de aquellos que ya no pertenecen a la Vivencia Común de la Casa Grande? Esto me hace reflexionar y no me quedan dudas con lo que he manifestado antes: La actitud o estrategia de la Administración, con respecto a la Casa Pumarejo, es un acto
homicida, y de desprestigio hacia los que estamos en esta proceso-proyecto.
EL objetivo de los mandamases es acabar con todos nosotros. Que en el Pumarejo no queden vecin@s y no se mueva ni una mosca. Sin embargo, con decisión, intentaremos que estos desgarros, que nos duele mucho, se cautericen; pues el tejido interno que son l@s vecin@s y los amantes de la Casa de Pumarejo, tiene muy buena Encarnadura.