domingo, 14 de noviembre de 2010

José Luis García Berlanga........ Adios al Pesimista erótico


Hola a Tod@s los que leéis este blog que le tengo dedicado a La Casa Palacio de Puma y todo lo que le rodea.

Pero hoy me voy a permitir dedicar unas pocas letras a uno de los pocos Ídolos que he tenido y que no es otro que el Director de cine José Luis García Berlanga, con el muere un estilo, una voz, la visión de un país, una cultura, una filosofía propia sobre el género humano, zurcida a dúo con otro genio, el guionista Rafael Azcona. Fue fetichista, director de una colección de literatura erótica que ha marcado época, como la sonrisa vertical. Pero ante todo fue el cronista y la conciencia -buena y mala- de un país enfangado por los traumas de la guerra, el notario de una supervivencia colectiva. También me he permitido poner algo de una entrevista realizada en el Pais poco antes de morir.
Tenía, un alto sentido de la amistad, necesitaba a los amigos, los quería cerca, es más: en la adolescencia sentía celos cuando unos amigos se iban con otros y a él no le daban cuenta.
Juan Antonio Bardem, que trabajó con él en algunos proyectos al principio de las carreras de ambos, le llamaba El Fanfarrón Negativo, y sus compañeros de rodajes le llamaron Míster Cagada, porque cada vez que terminaba de rodar un plano, aunque hubiera salido excelente, exclamaba: "¡Vaya cagada!". Esa valoración singularmente negativa de todo lo que se hacía y el hecho de que una de las grandes obras de Berlanga se llama Bienvenido míster Marshall , valieron para que le quisieran hacer pasar a la historia como Míster Cagada.
Decía que solo se miraba la superficie de su manera de ser, pero después de mucho hablar con él se sacaba la impresión de que siempre ha tenido mucho más orden en su cabeza que la que él mismo confesaba.

Valenciano, mediterráneo, obsesionado por la sensualidad, su cine fue una manera de hablar, una manera de plantar cara al absurdo de la vida con humor y tragedia, con piedad y comprensión. La obra de un poeta visual, descarnado y tierno, radical y piadoso.
Lo menos que podía tributarle el mundo del cine: una sala con su nombre. Una sala donde volver a contemplar sus propias obras maestras: de Bienvenido Mister Marshall a Plácido, pasando por la genialidad de El verdugo, la serie que comenzó en La escopeta nacional, la visión tan descarnada y absurda de la guerra que da en La vaquilla.

Adiós al gran maestro ¡¡Viva Berlanga!!

FIN

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